Para Hermann Ebbinghaus (1850-1909), el olvido de información estudiada es una función exponencial parecida a la del gráfico (Sin repaso). 

Es lo que llamamos La curva del olvido, que representa la pérdida de retención con el tiempo.

Con esto tiene mucho que ver la intensidad del recuerdo, que indica cuánto se mantiene un contenido en el cerebro. Cuanto más intenso sea un recuerdo, más tiempo se mantiene.

La velocidad con la que olvidamos depende de diversos factores, como la dificultad de la materia (por ejemplo si es absurdo o tiene sentido), su representación (véase regla mnemotécnica) y factores fisiológicos como el estrés y el sueño. 

El ritmo de olvido basal es prácticamente el mismo para todas las personas. La diferencia de rendimiento podría depender de qué representaciones mnemónicas hace cada individuo. Esto significa que unas personas "crean" su memoria de forma más efectiva que otras.

Aquí es donde cobra grandísima importancia el Repaso, con el repaso se modifica la curva del olvido de manera que cuantos más repasos hagamos, olvidaremos más lentamente. Por lo que pueden darse cada vez más distantes en el tiempo con la misma eficacia.

En la gráfica, lo que ocurre en la curva del olvido (sin repaso) es que al pasar un día sin repasar lo estudiado se puede llegar al olvidar el 50% de la información.

Dos días sin repasar  y la información recordada no llega al 30%

Y si transcurre una semana sin el correspondiente repaso, en el mejor de los casos la información recordada será del 5%

Podemos ver la evolución y transformación de la curva en los sucesivos repasos: a los 2 días (Repaso 1), a la semana (Repaso 2) y a las 2 semanas (Repaso 3).